Homenaje en Dinamarca al capitán Antonio Costa, caído en Lyngs Odde, el 11 de agosto de 1808.

Asociación Torrijos 1831.- Una representación de la Asociación Torrijos 1831, vistiendo el uniforme del “Regimiento de Infantería de Málaga”, se ha trasladado hasta Dinamarca, concretamente a la ciudad de Fredericia, situada en la parte oriental de la península de Jutlandia, para hacer un sencillo homenaje ante la tumba del capitán español Antonio Costa, del 5º Escuadrón del Regimiento de Caballería del Algarbe, que murió en Lyngs Odde el 11 de agosto de 1808, mientras trataba de escapar con su tropa del ejército napoleónico, en dirección a la isla Fiona. Cuando sucedió aquel hecho, el Regimiento del Algarbe formaba parte de la expedición mandada por el marqués de La Romana, integrada por 15.000 soldados españoles, que operaba en Dinamarca por la alianza establecida hasta entonces entre Francia y España. Tras los dramáticos sucesos ocurridos el 2 de mayo de 1808, en Madrid, el panorama cambió radicalmente, y los amigos de España pasaron a ser enemigos (franceses y daneses), y los contrincantes (los ingleses), se convirtieron en aliados. La historia que narramos a continuación, está unida a la desesperada situación de unos soldados españoles perdidos y acosados en tierra enemiga, que hicieron cuanto estuvo en sus manos por regresar a su país.

Rodeados de enemigos.

Enterados de las alarmante noticias que llegaban de España, las unidades españolas fueron fraguando un plan de fuga para escapar de la península de Jutlandia. Sólo podían hacerlo por mar, y la escuadra británica, ahora convertida en aliada, se ofreció a ello. Había que desplazarse por la noche y llegar a los puntos de reunión previamente acordados para, finalmente, embarcar. Cada unidad padeció vicisitudes  y rigores diferentes, pero aún así y en medio de las grandes dificultades, lograron alcanzar los buques británicos 9.190 españoles, mientras el resto quedó prisionero de los franceses. Algunos de ellos se alistaron forzosos para participar en la desastrosa campaña de Rusian.

Capitán Antonio Costa.

Cuando comenzó a fraguarse la fuga, se hizo notoria la indecisión de los mandos superiores del Regimiento de Caballería del Algarbe, perdiéndose un tiempo muy necesario para llevar a cabo la marcha nocturna que debía llevar al punto de reunión establecido con los británicos. Finalmente, tuvo que ser el capitán Antonio Costa el que se comprometió en la empresa de escapar con los soldados de su unidad que desearan hacerlo. Cuando llegaron a la playa y estaban a punto de embarcar, se vieron bloqueados por unidades francesas y danesas. El mariscal Bernardotte exigió la absoluta rendición, jurando fusilar a los mandos y diezmar a la tropa, por desertores. En ese momento, dejando atrás a los componentes de su unidad, Costa avanzó con su caballo sobre los franceses, asumiendo él toda la responsabilidad de la fuga, y pidiendo que se respetara la vida de sus soldados. Luego se volvió a integrantes del Regimiento Algarbe y les gritó: “Recuerdos a España de Antonio Costa”, y con un disparo se voló la cabeza.

Una tumba española en Dinamarca 

En un principio, Costa fue enterrado en Lyngs Odde, pero más tarde, el teniente danés Karl Bardenfelth lo trasladó hasta Fredericia. Al haberse suicidado, su enterramiento se complicó, pero al final fue enterrado en el cementerio situado junto a la iglesia San Knut, de rito católico, en una tumba sin nombre. En 1872, por una ampliación de la iglesia, se exhumaron los restos del cementerio, y los de Antonio Costa, distinguidos del resto por mostrar su  cráneo un tiro en la cabeza, fueron identificados y enterrados de nuevo por el señor Larsen, inspector del instituto de Fredericia. Lo hizo junto al muro del cementerio con una lápida en forma de hoja de palma y con la inscripción de lo que fue la última frase de su vida: "Recuerdos a España de Antonio Costa. 11 de agosto de 1808". En 1908, fecha del Centenario, fue colocada una lápida con dos sables cruzados por los oficiales españoles del Arma de Caballería. En 1985 fue colocada una corona de bronce sobre la pared por una comisión oficial española.
La infatigable labor de investigación nuestro compañero José Luís, posibilitó llegar hasta lo que fueron los muros de la iglesia del cementerio, hoy convertida en un colegio. Sobre este punto, nuestra compañera Rosalía añadió: “A veces los visitantes se confunden y buscan la tumba de Costa en el cementerio luterano, que se encuentra a poca distancia. Rendimos este homenaje a quien es conocido en Fredericia, como ““el soldado valiente””. A la colocación de la ofrenda floral en la tumba de Costa, acompañaron, los maestros daneses del colegio y los alumnos del centro, a los que damos nuestro mayor agradecimiento.