Un año más, y dentro de los actos organizados por el
Ayuntamiento de Mijas sobre la Guerra de la Independencia en esa localidad,
bajo el título: Mijas: un pueblo solo ante los soldados de Napoleón”; en la
noche del pasado sábado, se ha recreado el repliegue histórico que parte de los
efectivos del Regimiento de Infantería de Málaga, tras defender la capital en
la tarde noche del 5 de febrero de 1810, llevaron a cabo por el camino de
Mijas, hasta llegar a la localidad, siendo muy bien acogidos por la población,
ya que en junio de aquel difícil año, unos noventa mijeños se habían
incorporados el Regimiento titular de la capital. Este hecho, ya vincula a la
historia de Mijas con las recreaciones que llevamos realizando, en cuanto a la
Guerra de la Independencia, desde 2009. Más datos para los lectores que
habitualmente nos siguen, a continuación.
Mijas: año 1810.
Con medios, presencia institucional, atenciones y agradecimiento, el equipo de
gobierno del Ayuntamiento de Mijas ha apoyado a la Asociación Torrijos 1831, en
la recreación que tratamos.
Del contexto histórico de ella, damos los siguientes
datos.
Barrio de El Perchel, tarde-noche de 1810. Mezclados con los percheleros, un grupo de soldados del Regimiento de Infantería de Málaga se bate con arrojo con la vanguardia de la columna del ejército francés que intenta entrar por lo que hoy es calle Cuarteles. Los napoleónicos sobrepasan las líneas de resistencia y marchan hacia la Alameda, momento que aprovechan los hombres del Regimiento Málaga para escapar a campo abierto por el espacio llano que jalona el camino de Churriana, hacia el viejo Puente del Rey. Allí encontrarán todavía a algunos rezagados de la caballería que habían hecho defección al ver el resultado del combate de Arrecife. Los del Regimiento Málaga progresan por el viejo camino a Mijas hasta llegar a lo localidad, entrando por la calle que hoy lleva el nombre de Camino de Málaga, mostrando la población cariño y piedad por ellos, dado el estado lamentable que traían algunos soldados, heridos de gravedad. Ante la difícil situación, el pueblo mijeño se concentra bajo el balcón de la casa consistorial con antorchas, a espera de la palabra que les dirija el alcalde. En medio de un expectante silencio, los mandos del Málaga transmiten a las autoridades los hechos ocurridos en la capital, y que ya no quedan fuerzas interpuestas para proteger el avance francés hacia Mijas, citando que la ocupación del pueblo será cuestión de días, o tal vez, de horas. Por ello, el Alcalde leerá un bando donde explica el amargo destino que el futuro deparará a la localidad. Antes de finalizar su proclama, pide a los vecinos que se trasladen a la plaza del pueblo para vivir la última noche en libertad.
Barrio de El Perchel, tarde-noche de 1810. Mezclados con los percheleros, un grupo de soldados del Regimiento de Infantería de Málaga se bate con arrojo con la vanguardia de la columna del ejército francés que intenta entrar por lo que hoy es calle Cuarteles. Los napoleónicos sobrepasan las líneas de resistencia y marchan hacia la Alameda, momento que aprovechan los hombres del Regimiento Málaga para escapar a campo abierto por el espacio llano que jalona el camino de Churriana, hacia el viejo Puente del Rey. Allí encontrarán todavía a algunos rezagados de la caballería que habían hecho defección al ver el resultado del combate de Arrecife. Los del Regimiento Málaga progresan por el viejo camino a Mijas hasta llegar a lo localidad, entrando por la calle que hoy lleva el nombre de Camino de Málaga, mostrando la población cariño y piedad por ellos, dado el estado lamentable que traían algunos soldados, heridos de gravedad. Ante la difícil situación, el pueblo mijeño se concentra bajo el balcón de la casa consistorial con antorchas, a espera de la palabra que les dirija el alcalde. En medio de un expectante silencio, los mandos del Málaga transmiten a las autoridades los hechos ocurridos en la capital, y que ya no quedan fuerzas interpuestas para proteger el avance francés hacia Mijas, citando que la ocupación del pueblo será cuestión de días, o tal vez, de horas. Por ello, el Alcalde leerá un bando donde explica el amargo destino que el futuro deparará a la localidad. Antes de finalizar su proclama, pide a los vecinos que se trasladen a la plaza del pueblo para vivir la última noche en libertad.