Dentro de los actos
programados en Mijas sobre la Guerra de la Independencia, en el segundo día de
actividades, ha sido de nuevo recreada la captura del general Blayney,
personaje que, en octubre de 1810, fracasó en su ataque por hacerse con el
castillo de Fuengirola, siendo llevado prisionero a Mijas. Con el fin de
alcanzar una mejor comprensión para los espectadores, la Asociación Torrijos
1831 se han integrado dos grupos escénicos levantados este año e integrados por
malagueños: “Los polacos del 4º Regimiento” y los “Dragones del 21º
Regimiento”. Los primeros, defendieron con valor la fortaleza de Fuengirola, y
los segundos, acudieron con un escuadrón en socorro de los primeros, bajo el
mando del jefe del batallón polaco, Braunitz. La entrega de Blayney se realizó
ante un numeroso grupo de personas, entre ellos varios turistas británicos, que
reconocieron el valor de la recreación en cuanto a la figura de su compatriota,
que en Gran Bretaña es recordada. Más datos para los lectores que habitualmente
nos siguen, a continuación.
Las fuentes.
La bibliografía
relativa al ataque de las fuerzas anglo-españolas llevado a cabo a mitad de
octubre de 1810, ofrece con cierta frecuencia disparidad en, fechas, horas y
hechos. Para el presente artículo nos hemos basado en tres fuentes: el libro
escrito por el propio Blayney: “Narrative of a forced journey through Spain and
France a prisioner of war in the years 1810 to 1814”, Londres 1814. La ponencia
del veterano profesor y miembro de la Asociación para el Estudio de la Guerra
de la Independencia D. Carlos Posac Mon, en las “I Jornadas de la Guerra de la
Independencia en Málaga y su provincia”, titulada “El castillo de Fuengirola baluarte
imperial en la Guerra de la Independencia”; así como lo recogido en la prensa
de Madrid, el 7 de noviembre de 1810. Estas fuentes concluyen que el desembarco
aliado comenzó a principios de la mañana del 14 de octubre, forjándose su
fracaso a lo largo de la mañana del 15.
Sinopsis de los hechos.
Creyendo poco guarnecido el litoral al oeste de
Málaga, el gobernador de Gibraltar, Colin Campbell, y los mandos españoles de
Cádiz, planificaron un golpe audaz con un objetivo prioritario: el castillo de
Sohail, situado en un promontorio de la entonces costa mijeña, y que hoy se
encuentra dentro del término municipal de Fuengirola. Al frente de la
expedición iría el general Blayney, con 300 hombres del Regimiento 89, más 500
soldados de diversas nacionalidades: alemanes, polacos, franceses e italianos
(todos ellos desertores de las tropas napoleónicas). A esta fuerza se preveía
que se sumarían otras unidades regulares, así como algunos contingentes
guerrilleros procedentes de Ronda. El día 12, tras atravesar el Estrecho,
Blayney puso pie en Ceuta para embarcar al Regimiento Imperial de Toledo. Rumbo
hacia la costa malacitana, en la noche del 13, se unieron a la expedición dos
cañoneras procedentes de Gibraltar. Al amanecer del 14 les alcanzó el navío
“Sparrowhawk”, y todas las embarcaciones anclaron frente a la denominada Cala
del Moral, para llevar a cabo el desembarco sobre las diez de la mañana,
gracias al servicio de transporte de las cañoneras. La tropa progresó por
terreno abrupto hacia el este y, sobre las dos de la tarde, tuvieron la
fortaleza de Sohail a la vista. En las alturas próximas y durante la tarde, la
fuerza expedicionaria comenzó a montar su artillería, consistente en dos
cañones de a 12 y un obús. En la playa colocaron un cañón del 32. A esta
artillería había que sumar la propia de los barcos y las de las dos cañoneras.
Al atardecer, Blayney mandó parlamentarios al castillo para que se rindiera su
guarnición, pero nada salió como el británico esperaba. El capitán polaco
Mlokoziewitz del 4º Regimiento del Gran Ducado de Varsovia, se negó a ello,
comenzando inmediatamente un duelo artillero, en el que fue hundida una de las
cañoneras británicas. Intermitentemente, los impactos de artillería continuaron
durante toda la noche, mientras Blayney no veía llegar el apoyo de los
guerrilleros. Sin embargo, sí tuvo noticias de algo peor: el rumor que, desde
Málaga, el general Sebastiani había salido con poderosas fuerzas para socorrer
la fortaleza. El británico recuperó aliento al llegar a la costa dos barcos
más, el “Rodney” y otro de bandera española. En el momento que trataba de
apoyar con sus fuerzas el desembarco del refuerzo de aquellos mil hombres, se
vio sorprendido por una vigorosa salida de la guarnición de Sohail, que atacó
el flanco izquierdo aliado defendido por los del Imperial de Toledo y los
desertores extranjeros, flanco que retrocedió, obligando a Blayney y los del 82
hacer un esfuerzo hacia delante para no perder los cañones. En esa acción el
jefe británico cayó de su caballo mortalmente herido por dos impactos.
Aturdido, envuelto por la polvareda y el humo, avanzó en la confusión hasta
verse rodeado de soldados que creyó españoles, cuando en realidad eran polacos
del 4º Regimiento. Fue hecho prisionero y trasladado con inmediatez a la fortaleza,
donde sufrió algunos desaires, hasta que confirmado el desastre de su
expedición fue trasladado a Mijas.
Las claves de una derrota.
La descoordinación en la concentración de las
embarcaciones y tropas aliadas frente a la Cala del Moral fue fundamental.
Otras faltas de previsiones, como la pérdida del efecto sorpresa y la no
valoración de la capacidad de resistencia del enemigo, llevaron al desastre. La
decisión de los defensores y los socorros que partieron de Mijas salvaron el
castillo de Sohail para los imperiales. El jefe del batallón polaco, Braunitz,
partió a toda velocidad desde Mijas con unos doscientos hombres, seguido de un
escuadrón de dragones del 21, para socorrer la fortaleza costera, acometiendo
con tal vigor a la línea enemiga, que ésta comenzó a retroceder hasta
convertirse en una desbandada general, en la que el que se rezagaba o trataba
de resistir, era acuchillado. Los mandos polacos destacados en aquella
jornada, fueron: el mayor Braunitz, los capitanes Mlokoziewitz, Lalewicz
y Osmialowsky, los tenientes Plachseki y Chalmiski, el Subteniente Pettet, el
sargento Zazueweki, jefe de artillería del castillo, el teniente Petion y el
subteniente Vendeis. El pintor polaco January Sucholdolski, que tenía
trece años cuando ocurrió esta acción bélica, realizó el conocido cuadro que
recoge el momento en el que sus compatriotas hicieron prisionero a Blayney (es
probable que le asesorara algún testigo del hecho, por la situación donde las
tropas libran combate respecto al castillo, aunque no estuvo acertado al pintar
los las murallas y torres de la fortaleza, por desconocer sus características),
conservándose la obra en el Museo Czartoryskich de Cracovia.