La Asociación Torrijos 1831 realiza varias recreaciones en el cabo de Trafalgar, en memoria de los caídos en la batalla naval del mismo nombre.



Asociación Torrijos 1831.- Tras el desfile por el tómbolo de Trafalgar de las diferentes recreaciones históricas; en la explanada de la altura rocosa donde se levanta el faro de Trafalgar y ante un público deseoso de conocer más sobre la batalla decisiva librada frente al cabo de Trafalgar, el 21 de octubre de 1805; se llevaron a cabo diversas recreaciones por parte de las asociaciones, Voluntarios de Trafalgar, La Aurora y Torrijos 1831. A su vez, nuestra Asociación contribuyó con seis recreaciones que en el siguiente párrafo relataremos. Por su parte, La Aurora, con una actuación de corte lorquiano, representó la dureza de las levas sobre el pueblo, para completar las tripulaciones de los barcos de guerra de entonces, así como la gente sencilla del pueblo que, ajena a los intereses del mundo de poder, murió en aquella batalla. Los Voluntarios de Trafalgar entonaron relatos sobre aquel dramático encuentro, y la Banda de Barbate interpretó diversas piezas musicales de corte histórico. Más datos para los lectores que habitualmente siguen nuestros artículos, a continuación. 

Torrijos 1831: seis miradas diferentes sobre la batalla de Trafalgar.
Hemos creído oportuno, que la Asociación Torrijos 1831 recreara en Trafalgar seis ópticas diferentes sobre una batalla cuyo nombre recorrió desde el litoral occidental andaluz hasta los
lejanos lugares del norte y este de Europa.
La primera de esas miradas se realizó con el recuerdo a Cosme Damián Churruca y Elorza, brigadier que murió en Trafalgar mandando el buque  San Juan de Nepomuceno. Churruca es la representación del marino ilustrado español del siglo XVIII. Nació en 27 de septiembre de 1761 en Métrico (Guipúzcoa). En 1776 sentó plaza en la Compañía de Guardiamarinas de Cádiz. En 1782 participó en el Gran Sitio de Gibraltar, salvando a numerosos tripulantes de las baterías flotantes. En 1778 marchó con la expedición de Antonio de Córdoba, al Estrecho de Magallanes, teniendo ocasión allí de realizar diversos estudios geográficos y marinos. Ya brigadier, en 1805 se le entregó al navio San Juan de Nepomuceno, que artilló con treinta cañones según su criterio. En la batalla de Trafalgar, ese navío tendría el puesto número uno en la primera División mandada por Gravina. Ese puesto le obligó a quedar en una posición muy desfavorable cuando la escuadra franco-española giró 180º para regresar a Cádiz, encontrándose el San Juan en extrema retaguardia, aislado, como así ocurrió. Pese a ello la manera como se defendió este buque español acosado por cinco navíos británicos: el Bellerophon, Dreadnought, Defiance, Belleisle y Tonnant, le haría entrar en la historia y, también, en la leyenda. Estando en el puente, Churruca recibió el impacto de una bala de cañón sobre su pierna derecha. Moribundo, pidió a su segundo, el capitán de navío, Mayna, que no rindiera el buque mientras él tuviera un halo de vida. Con las banderas de Trafalgar, la asociación Torrijos 1831 rindió un homenaje a Churruca y los tripulantes del San Juan de Nepomuceno.
La segunda visión de Trafalgar la realizó Alicia Gallego, dando vida de forma dramática a un soldado de la infantería de marina británica, que presenció a su lado cómo el almirante inglés Horatio Nelson cayó abatido, por un certero disparo francés. Extraordinaria por lo que transmitió, esa interpretación.
La tercera la aportó Mari Carmen Casán, con una canción flamenca que narra las levas de tripulantes forzados en el pueblo más humilde. Está dedicada a un “marinerito” español que nunca pudo cumplir los veinte años. Magnífico, una vez más el arte de Casán, que es toda una garantía.
La cuarta visión corrió a cargo de José Manuel, dando vida al nunca bien recordado almirante francés Villanueva. José Manuel supo darle el toque especial a un personaje tan controvertido,
ganándose al público.
La quinta visión la aportó Mercedes Verdugo, interpretando a la mujer de un oficial de la Marina española muerto en Trafalgar. Extraordinario el dramatismo de Mercedes, metiendo a los espectadores en el ambiente de la partida de la escuadra combinada en el puerto de Cádiz, su marcha en la lejanía, el eco de los cañones…, la perdida de su marido (interpretado por Carlos Corcoles).
Finalmente, Enrique Parapar realizó un canto a la Libertad de la mente y del alma, para que el uso de la razón evite los abismos en los que acaban los seres humanos.














Fotos: Loli Rodríguez.