La
Guerra de la Independencia, al igual que otras tantas contiendas fue despiadada
y cruel, salpicando de sucesos trágicos la Península. Los atropellos y
asesinatos realizados por las tropas francesas están contenidos en multitud de
obras, pero también los españoles cometieron graves excesos, siendo uno de los
más conocidos el confinamiento y abandono de los prisioneros franceses de
Bailén, en la isla de Cabrera. En Almonacid de Toledo hay uno de esos episodios
negros difícil de imaginar: la masacre perpetrada con los heridos franceses
procedentes de la batalla de Almonacid, en la ermita de la Virgen de la Oliva,
por parte de las partidas guerrilleras de Isidro Mir y Ventura Jiménez. Un
total de 45 miembros de la Asociación Torrijos 1831 han querido visitar este
lugar, ahora bajo la custodia de monjas pertenecientes a una comunidad que,
precisamente, es de origen francés, hermanas que nos trataron con
simpatía, amabilidad y aprecio. Más datos sobre aquel suceso, para los
lectores que habitualmente nos siguen, a continuación.
La masacre del 12 de agosto de 1809.
Los
historiadores no terminan por ponerse de acuerdo sobre el número de heridos,
franceses, polacos, alemanes y holandeses, que fueron alojados en la ermita de
la Virgen de la Oliva, tras la terrible batalla de Almonacid, en la que cayeron
unos 4.000 españoles y 2.000 franceses. Las fuentes van desde 200 a 500, los
heridos que fueron alojados por su gravedad en la ermita, convertida ésta en un
provisional hospital de sangre. Tras la batalla, el grueso del ejército francés
se dedicó a la explotación del éxito, persiguiendo a las tropas españolas que
marchaban hacia el sur, por lo que el campo donde había tenido lugar el
encuentro, quedó provisionalmente abandonado. Los franceses dejaron una
reducida guardia en la ermita para proteger a los heridos y no se preocuparon
de más, entendiendo que todas las fuerzas regulares españolas se encontraban en
la zona, ahora huían hacia el sur. No contaron con que, al día siguiente de la
batalla, y por retaguardia francesa, dos partidas guerrilleras, las de Mir y
Ventura Jiménez, que sumaban un total de 250 hombres, con sigilo iban a
aproximarse a la ermita para tomarse cumplida revancha por la derrota española.
Al verlos venir, la guardia francesa abandonó a lo heridos. Aún así, estos se
defendieron con valor, disparando por las ventanas con las pocas armas y
municiones que tenían, hasta que los guerrilleros rompieron la puerta de la
ermita y entraron a punta de bayoneta, masacrando a los heridos, incluso en el
lugar donde estaban postrados. Los pocos supervivientes fueron sacados al
exterior de la ermita, donde para causarles el mayor dolor, se les arrancaron
los vendajes de donde se le habían practicado amputaciones, dándoles un
muerte atroz y haciendo tristemente realidad los dibujos de Francisco de Goya.
Visita de la Asociación Torrijos 1831.
La
ermita ha sido hoy restaurada prácticamente casi en su totalidad, por lo que
visitarla, acompañados por el alcalde de Almonacid y varios concejales del
consistorio, ha sido una buena experiencia para los integrantes de la
Asociación Torrijos 1831, sobre todo por las explicaciones que nos dieron las
monjas sobre el histórico edificio, donde destacan sobremanera las pinturas de
su camarín. Entre las curiosidades encontradas, citamos, que si se levanta uno
de los viejos bancos de la ermita, aparece con letra antigua: “Año 1808”. Los
integrantes de la Asociación Torrijos 1831, recitamos una corta oración en
memoria de las víctimas de Almonacid: españoles, franceses, polacos, alemanes y
holandeses, y también por las víctimas de la ermita. Finalmente, se hizo una
donación general para mantenimiento de la ermita.