5 de febrero de 1810. Desfile y recuerdos, del Regimiento de Infantería de Málaga en la capital, conmemorando su defensa de la ciudad.

Asociación Torrijos 1831
A redoble de tambor, el Regimiento de Infantería de Málaga desfila por las principales calles y plazas de Málaga, recordando a los malagueños su histórica participación en la defensa de Málaga, en aquel lejano 5 de febrero de 1810, cuando tropas muy superiores francesas, al mando del general Horacio Sebastiani, entraron en la ciudad realizando múltiples desmanes. Los malagueños reconocen a la unidad y la aplauden en su recorrido, las voces de ánimos se desbordan. Sin duda, sus actividad desde su reconstrucción en 2007, la entrega de su bandera coronela por parte del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, la organización de la efemérides de la batalla de Waterloo, en Málaga y Alhaurín de la Torre, y su participación anual en los actos de San Ciriaco y Santa Paula, Patronos de Málaga; han hecho ya muy popular a esta recreación, conocida por sus blancos uniformes y distinguidos con su divisa azul, tal como figuran en plomo en el Centro de Interpretación del Castillo de Gibralfaro, desde 1998. Más datos de este desfile, para aquellas personas que siguen nuestros actos, a continuación.
 



Recuerdo junto a la ermita de Zamarrilla y calle Mármoles.

En la tarde del 5 de febrero de 1810, una de las tres columnas francesas del general Sebastiani, se dirigió hacia calle Mármoles. La confusión creada por la euforia que el coronel Abello y sus colaboradores habían sumido a la ciudad, hicieron que la vanguardia francesa sorprendiera, tanto a las tropas malagueñas situadas en retaguardia como al vecindario, a la altura de la ermita de Zamarrilla. Los engaños e irresponsabilidades de  Abello, precipitaron a los habitantes de Málaga a un verdadero desastre. El general Cuesta, que se había enfrentado a los franceses en Medellín y Talavera, y los conocía bien, había advertido a las autoridades de la capital que no se podría frenar al ejército francés que se aproximaba, con una resistencia en regla y sin un ejército adiestrado en la idea de maniobra. Las murallas árabes que antaño protegían a la ciudad, ya no existían, ni siquiera las unidades de voluntarios creadas a última hora por Abello, con la suma de los dispersos que habían logrado recuperarse, servirían para hacer frente, en condiciones, a las bien organizadas y equipadas unidades francesas. A partir de ahí, aparecieron diversos núcleos de resistencia, preferentemente integrados por tropa del Regimiento Málaga, mezclados con paisanos y Urbanos, manteniendo una desesperada y desigual lucha en los barrios de Trinidad y Perchel, y el centro de la ciudad, acciones y desmanes, perfectamente recogidos de forma visual en el libro “Málaga frente a la Guerra de la Independencia: 1808-1812”, de nuestro compañero Esteban Alcántara, cuya primera edición fue publicada en 1996, y la segunda, por la Diputación Provincial, en 2008. Por todo ello, la recreación histórica “Regimiento de Infantería de Málaga” ha recordado en calle Mármoles, junto a la ermita de Zamarrilla, testigo vivo de aquellos acontecimientos, a los integrantes del Regimiento Málaga que defendieron a los trinitarios en aquella trágica jornada.




Desfile y acto de homenaje en la Plaza de la Constitución.

La columna del Regimiento de Infantería de Málaga marchó con aire por calle Compañía, y seguida por el paisanaje hizo alto en la Plaza de la Constitución, lugar  donde se encontraba en 1810 la Casa Consistorial y, también, el sitio de una de las últimas resistencias contra el ejército francés de Sebastiani. Allí, se realizó un homenaje a la memoria de los integrantes del Regimiento Málaga y del paisanaje que se les unió en la defensa del centro de la capital, con los honores correspondientes. Los espectadores del acto mantuvieron un respetuoso silencio. El desfile continuó por calle Granada, con las banderas en cabeza. A continuación se realizaron otros actos en diferentes puntos de la capital, de los que daremos cuenta en próximos artículos.