Al conocer los hermanos de la
Congregación de los Santos Patronos de Málaga, Ciriaco y Paula, la vinculación
del Regimiento de Infantería de Málaga con los patronos de nuestra capital, ya
que el marqués del Vado de Maestre, inspirador y protector de esta unidad en su
refundación de 1790, lo puso bajo la advocación de los citados Patronos; pensaron
por ese vínculo histórico, invitar a la actual recreación “Regimiento de
Infantería de Málaga” al desfile en la procesión que se lleva a cabo todos los
18 de junio. Esta circunstancia, más otras dos igualmente históricas, como la
que los Patronos figuran en las banderas de la unidad, o que el día 5 de
febrero de 1810, mientras el Regimiento Málaga se batía contra los franceses
por las calles de la capital, los napoleónicos saquearon la iglesia de Los
Mártires, llevándose las dos imágenes de plata de los Patronos, que databan de
1604; hicieron que la propuesta se elevara a nuestra Asamblea de Socios, siendo
aceptada por el acreditado componente histórico.
HISTORIA Y TRADICIÓN DE LOS PATRONOS, CIRIACO Y
PAULA
Sobre el año 289, ya había en
Málaga una floreciente comunidad cristiana, que dirigía el obispo San Patricio,
primero que tuvo Málaga. El cristianismo se encontraba extendido en una zona
que iba de este a oeste, desde Motril a Cádiz, y desde el sur de Tánger hasta
Córdoba e Ilíberis. Precisamente aquí, tuvo lugar el conocido Concilio de
Elvira, en una fecha incierta entre 300 y 324. Ciriaco y Paula eran amigos de
la infancia y pertenecían a esta comunidad. Ella trabajaba de panadera en lo
que hoy se conoce como la calle Santos.
En el año 303, el emperador
Diocleciano comenzó la décima persecución que hubo contra los cristianos y que
duró ocho años. Fue la más dura y sangrienta de todas las que llevó a cabo el
imperio. A ella hicieron frente los cristianos de Málaga con valor, saliendo
del casco urbano de la ciudad y llevando a cabo sus reuniones en el monte
Coronado, que les sirvió como refugio. A través de confidentes, el poder romano
supo del lugar de las reuniones, prendiendo allí a Ciriaco y Paula, que fueron
puestos ante el cruel juez Silvano. A pesar de las torturas a las que fueron
sometidos, Silvano no logró que renunciaran de su fe. Ciriaco y Paula fueron
condenados a morir lapidados. Desnudos, fueron atados a dos palmeras, que se
encontraban en un espacio situado entre lo que, más tarde, fue el arroyo de
Suárez y el cauce del río Guadalmedina, mirando ambos hacia el monte Coronado
para que, contemplando su muerte a distancia, su muerte sirviera de ejemplo a
los que allí se refugiaban.
Temiendo
que sus cuerpos se convirtieran en reliquias veneradas, se dispuso una gran
hoguera para quemar sus cadáveres, pero una lluvia torrencial evitó ese
propósito, lo que posibilitó que un amigo los rescatara y sepultara entre el
río y el arroyo. Nunca se pudo dar con sus restos. Sin embargo, nuestro
estimado amigo, el arqueólogo malagueño Manolo Muñoz Gambero, descubrió en 1969
durante la construcción de pisos sobre el solar de la huerta de Rodino, una
necrópolis romana. En ella llamaron la atención dos tumbas de un chico y una chica,
que presentaban signos de una muerte violenta, entre otras coincidencias.
Los primeros datos por escrito acerca de los Mártires, se
remontan al año 858, cuando Usuardo, monje benedictino francés, incluyó la
historia en su “Martirologio”. La memoria sobre Ciriaco y Paula se mantuvo
entre la comunidad cristiana de la Málag ya dominada por los musulmanes, pese
al temor constante por las represalias. Cuando los Reyes Católicos realizaron
en el año 1487 la ofensiva sobre Málaga, fray Juan Carmona les pidió que
prometieran, que si la ciudad caía en su poder, levantaran una iglesia bajo la
advocación de Ciriaco y Paula. Tras ser tomada Málaga, los monarcas enviaron
una carta al Papa Inocencio VIII en relación con lo ocurrido, mandándoles el
Pontífice que levantara ese templo que hoy es la iglesia de Los Mártires.
Con marcialidad y
prestancia desfilaron por la capital los integrantes del
“Regimiento de
Infantería de Málaga”
DESFILE DEL REGIMIENTO MÁLAGA POR CALLE LARIOS