Asociación Torrijos 1831.
Tal como se había
anunciado, en la mañana del domingo 17 de septiembre ha tenido lugar en Mijas
la IX Edición de “Mijas, un pueblo solo frente a los soldados de Napoleón”.
Para ella, la Asociación Torrijos 1831 ha aportado a los intérpretes del pueblo
mijeño de 1810, a integrantes del Regimiento nº 4 de polacos, infantería
francesa y artilleros con su pieza. Por su parte, la Asociación Bandoleros de
Grazalema ha dado vida con sus integrantes a la partida guerrillera que acosó
al destacamento francés de Mijas, entre 1811 y 1812. La Peña Caballista Mijeña
interpretó a la caballería guerrillera. La recreación, que representa el
sometimiento de la población mijeña en el periodo de 1810 a mitad de 1812, fue
vista por más de un millar de espectadores y recogida por destacados medios de
comunicación, en la parte más antigua y alta de Mijas, donde se encuentra su
vieja iglesia. Los papeles principales de la recreación los realizaron, Enrique
Parapar, Flori Sastre, Alicia Gallego, José Manuel Pérez, Mercedes Verdugo, Mari
Carmen Casán, Pepe Garrido, Julián Sánchez y Esteban Alcántara. Estuvieron
presentes varios concejales del Ayuntamiento de Mijas, entre los que destacó la
de Cultura, Fuensanta Lima. Más datos para los lectores que habitualmente nos
siguen, sobre la situación de Mijas en la Guerra de la Independencia, a
continuación.
Vicisitudes
histórica de Mijas durante la Guerra de la Independencia
Desde los primeros meses de 1810, Mijas fue ocupado por un destacamento francés que en poco superaba los 40 hombres. Sin embargo, conforme fueron pasando los meses esta fuerza se fue incrementando, al darse cuenta los mandos napoleónicos del valor estratégico del pueblo y su magnífica altura como puesto de observación hacia la costa. En la mañana del 14 de octubre de aquel mismo año se produjo el desembarco anglo-español en el punto del litoral mijeño denominado Cala del Moral que, bajo las órdenes de lord Blayney, acabó en un estrepitoso desastre gracias al valor demostrado por los 200 polacos del capitán Mlokosiewitz en la defensa del castillo, que hicieron un buen número de prisioneros, entre los que se contó el propio jefe británico.
Las vicisitudes de la guerra y, en especial, la amenaza de las tropas del general Ballesteros, hicieron que, junto a otros bastiones y reductos de algunas localidades de nuestra provincia, Maransín diera órdenes el 10 de septiembre de 1811 de fortificar adecuadamente y aprovisionar el baluarte de Mijas, destinando allí una guarnición en número suficiente para su defensa. Sin embargo, no fue hasta principios de 1812 cuando se temió que la ofensiva de Ballesteros se dirigiera a Mijas como referencia a su principal eje de progresión, algo que no llegó a efectuarse debido a que el general español realizó un amago frente al enemigo sin aparecer por ningún lado. Hay constancia que a primeros de febrero de aquel mismo año, la guarnición francesa de Mijas estaba formada por 100 hombres del Regimiento de Infantería de Línea y varios dragones de Caballería del 21º que, días más tarde, participarían la mayoría de ellos en los combates de Cártama, librados entre el ejército de Ballesteros y las escasas tropas de Maransín. Aunque el encuentro no fue decisivo, sirvió para que antes de iniciar su nuevo repliegue hacia el oeste, el general español proveyera una junta instalada en Yunquera, que fomentó activamente el levantamiento y adhesiones en las localidades próximas, consiguiendo tanto en Alozaina como en Casarabonela 150 hombres, mientras que Mijas alcanzó la cifra de 200. Estos mijeños, la primera labor que realizaron fue llevarse con ellos el producto de las cosechas que se encontraba apilado en los campos con destino previsto a los almacenes de intendencia de las tropas francesas. Con alimentos en sus refugios y más hombres en sus filas, las guerrillas incrementaron su actividad, notándose sus acciones en la zona de Mijas, en relación con los meses anteriores, con golpes de manos múltiples y audaces. Ante esto, los franceses reaccionaron y ocuparon Mijas de nuevo, haciendo varios prisioneros, entre ellos, José Quero
Blanco
y Miguel García Moreno.
Sin
embargo, los grandes acontecimientos militares que se estaban desarrollando en
Europa, obligaron a Napoleón a sacar numerosas tropas de Andalucía, y por ende
a las que ocupaban la provincia de Málaga. Esta evacuación comenzó a llevarse a
cabo a mitad de agosto de 1812. Sobre ella, el oficial de estado mayor francés
Alphonse Grasset dejó escrito lo siguiente: “En estas condiciones,
evidentemente es preciso pensar en reunir todos los destacamentos aislados, si
no se quiere que su puesto se convierta en una tumba”. El de Mijas no fue una
excepción. Sin embargo, antes de realizar su partida, el destacamento francés
dejó el sello de su despedida, ejecutando el día 20 en la plaza del pueblo a
Quero Blanco y García Moreno.
Fotografías:
Loli Rodríguez Cuenca.