A finales de febrero de 1812, Antonio Muñoz, conocido popularmente por “El Cura de
Riogordo”, tenía su puesto de mando en Cómpeta, velando activamente por la
seguridad de este pueblo, la de Archez, Salares, Canillas de Aceituno,
Algarrobo, Torrox y otras localidades de la Anarquía, y realizando continuas
expediciones a caballo, contra franceses y bandoleros. La falta de seguridad y
vacío de poder en la zona, desde mitad de 1810, habían hecho que la endeble
línea de distinción que suponían los términos de guerrilleros y bandoleros,
ante los vecinos de Cómpeta y Archez, no fuera bien delimitada, lográndolo
únicamente Antonio Muñoz y su partida ante las autoridades locales de ambos
pueblos. Los hombres de Muñoz no sólo no realizaron atropellos o abusos contra
los vecinos, sino que colaboraron decisivamente por la seguridad de estos,
deteniendo y metiendo en prisión, en primer lugar, al peligroso José Segovia,
avecindado en Algarrobo y jefe de un grupo de bandoleros que esquilmaba la
zona. También persiguió al escurridizo Juan Guerra y sus secuaces, y exterminó
a Juan de Dios Bellido y a los suyos.